Ha pasado más de un mes, pero ni Diego Sánchez, de 55 años,ni su esposa se creen todavía el mal rato que pasó la mañana del 28 de abril cuando se dirigía al parque González Hontoria a colaborar en el montaje de una caseta. Iba con prisa y, tras cerciorarse de que por ninguno de los dos lados venía coche alguno, cruzó por un paso de peatones, con el semáforo en rojo para peatones. No había terminado de superar la carretera cuando empezó a oír gritos y entonces se dio cuenta de un grupo de agentes de la Policía Local se estaban dirigiendo a él.
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