La mexicana María Suárez llegó a EEUU en 1975 tras ser comprada por 200 dólares, para trabajar sin salario. Su jefe intentó abusar de otra mujer, pero el marido le mató con un bate de béisbol. María vio el crimen y el responsable le pidió que escondiera el bate, una argucia para que las huellas de la mujer quedaran en el arma y fuera acusada. Estuvo 26 años en prisión hasta que se aclaró el caso. Ahora sus planes son crear una organización para defender a inmigrantes de este tipo de tráfico, que en EEUU alcanza niveles alarmantes.
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