Fue hace casi tres años, durante un viaje en el A-310 con varios miembros del Gobierno de Zapatero. El rey pidió permiso para encenderse un puro y la entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, le recordó al monarca que la ley contra el tabaquismo ni hace excepciones ni permite fumar en los aviones. El rey protestó: “¡Pero si es mi avión!”. Pero Salgado insistió, tan firme como educada en la defensa de la ley. El rey tuvo que envainarse el puro y esperar hasta después del aterrizaje, como un españolito más.
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