Fue una verdadera crónica de una muerte anunciada. Durante los escasos 17 meses que duró su vida, 'Baby P' recibió hasta 60 visitas de trabajadores sociales y médicos de Haringey, al norte de Londres. Ninguna logró frenar los abusos a los que estaba siendo sometido y que acabaron causándole la muerte. Advertencia: la noticia revuelve el estómago. Aclaración: no la mando para centrarme en el suceso, sino en la incompetencia de quienes debían haberlo evitado.
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