Una niña afgana de 12 años, que estaba en un coche que no frenó al acercarse a un convoy, murió por disparos de soldados de la OTAN, en el oeste de Afganistán. “Llovía y la visibilidad era muy mala. De repente, vi luces delante mío y apareció un convoy de soldados extranjeros“, explicó Ahmad Wali, de 32 años, que conducía el coche. “Lo que vi después fue la mitad de la cara de mi sobrina que había desaparecido, que mi madre estaba herida en el pecho y que mi cara estaba toda ensangrentada por los restos del parabrisas que había explotado".
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