Lo que empezó como una iniciativa popular se está convirtiendo en un movimiento de desobediencia civil en toda regla que ya preocupa al Gobierno. Los griegos que optan por no pagar el transporte público o las autopistas son cada vez más y las arcas estatales se empiezan a resentir. Bajo el lema 'Den Pliróno' (Yo no pago) se agrupan ciudadanos de todo tipo con un objetivo común: "No pagamos la crisis de otros".
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