Rakesh Kumar se esmera en dejar la ropa libre de arrugas. Es su profesion, «presswalla». Pero en su bolsillo guarda un aparato que está transformando su vida y la de millones de personas en la India: un teléfono móvil. Este salto tecnológico de veinte siglos ha doblado los ingresos de Kumar: «Los clientes me llaman para que recoja la ropa en su casa y yo los llamo después para devolvérsela. Ahora tengo muchos más clientes».
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