Un motorista en evidente estado de embriaguez sembró el pánico por las calles del centro de Valladolid al grito de «no tengo miedo a la muerte» y a una «velocidad más que excesiva» antes de impactar frontalmente contra un turismo. La Policía Municipal le detuvo después de comprobar que su grado de alcohol era tal que impedía realizarle la prueba del etilómetro al detectar el aparato el alcohol en el aire sin tan siquiera acercárselo a la boca.
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