Ascensión tenía 13 años y el más pequeño de sus hermanos aún no había cumplido uno, cuando su padre, Timoteo Mendieta, fue ejecutado tras un consejo sumarísimo en el que había sido condenado a muerte por “auxilio a la rebelión”. Le había denunciado un vecino y un militar. Era presidente de UGT en el pueblo y tenía 41 años.
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