Para Antena 3, en aquel 2001, Máximo Pradera era la mezcla perfecta de enfant terrible y presentador moderno que mandar a Sardá al banquillo. Tanto confiaban en él que le ofrecieron 260 millones de pesetas (más de un millón y medio de euros) durante dos años para que hiciera un programa sin nombre. De hecho, la campaña publicitaria del que se acabaría llamando 'Maldita la hora' pedía a los espectadores que mandaran SMS para proponer distintos títulos, sin premio monetario alguno. Al final, el programa se estrenó sin título (...)
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