Parece una boda de película, con todo y el orgulloso padre vestido de esmoquin, el pastel de varios pisos y el intercambio de votos. Pero falta el novio, los votos son de castidad y la fiesta se da para celebrar la relación padre-hija: en lo que se va convirtiendo en la nueva moda entre los cristianos conservadores de Estados Unidos, niñas de hasta nueve años están participando en ceremonias de pureza en las que juran a sus padres mantenerse vírgenes hasta el matrimonio. Reporta (en inglés) AFP.
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