Salir a la calle con el pelo mojado no aumenta el riesgo de constiparse. Ni siquiera olvidarse la chaqueta en casa en pleno invierno te hace más vulnerable a pillar un catarro. Para resfriarse solo se debe cumplir un requisito: exponerse al virus que lo causa. Y aunque no está de más llevar un gorro en los días más fríos del invierno, también se equivocan los que aseguran que por la cabeza perdemos más calor que por el resto de zonas corporales.
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