A Miriam Cabrera la daban por muerta. Al menos su expareja, quien le asestó, presuntamente, puñaladas sin piedad, la intentó degollar, la envolvió en mantas y por último le pegó varias patadas para cerciorarse de que ya estaba sin vida. Fue el 11 de marzo en Icod de los Vinos, donde ella se había comprado un piso en el que vivía con su hijo de 12 años y del que salió arrastrándose a la calle, con los intestinos por fuera, tras lograr sobrevivir.
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