A principios de mes, Noelia se encontró en la orilla del río Willamette, situado en el noroeste del estado de Oregón, a una pequeña luciérnaga con una herida en una de sus alas que le impedía volar. Incapaz de capturar presa alguna, estaba condenada a morir por inanición o devorada por un pájaro, así que la recogió del suelo y desde entonces la ha estado alimentando pacientemente con hormigas utilizando unas pinzas.
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