El Gobierno israelí amenaza con romperse. Las negociaciones de una nueva ley, que debe regular quién está obligado a ir al Ejército y quién no, han desatado una tormenta política, que mantiene al Ejecutivo de coalición pendiente de un hilo. Kadima, el partido de centro-derecha que se subió al carro gubernamental con la promesa de que conseguiría obligar a los ultrarreligiosos a alistarse en el Ejército, teme ahora defraudar a sus votantes. El diario Haaretz, que cita a fuentes de varios partidos, publica que Shaul Mofaz, el líder de Kadima y vi
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