El Centro Acuático de Tratamiento de la Ansiedad y el Estrés (CATAES) advierte de que un “porcentaje elevado” de la fauna del Tajo puede sufrir síntomas de tristeza, pérdida de ilusión, nostalgia e incluso depresión. “Es frecuente que se detecten episodios de ansiedad e incertidumbre al sentir que, tras la euforia vacacional, todo va hacia abajo. La ruptura de parejas de truchas durante el verano obliga a muchos de estos peces a incorporarse al Tajo sin el apoyo emocional de un compañero”, explica la bióloga Marisa Bris.
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