Sin alharacas ni grandes discursos, en una intervención breve y directa, el presidente del Gobierno, Miguel Sanz, se despidió ayer del Parlamento foral después de 24 años formando parte de la Cámara. Y lo hizo reivindicando "la necesidad y la importancia de la política para dotar a nuestra sociedad del mejor futuro", consciente de que la profesión que está a punto de abandonar, la de político, atraviesa horas bajas en la estima de los ciudadanos.
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