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«Le pregunté a un futbolista campeón del mundo con la selección y con una larga trayectoria profesional si había conocido o coincidido con algún gay durante su carrera por diversos clubes y países. Su respuesta fue que nunca, jamás. Ni siquiera está bien visto mostrar emociones a no ser que suene el himno o se haya ganado o perdido un título; entonces sí, está autorizado. Lo demás es un signo de debilidad. Los gais son expulsados de una estructura en la que expresiones como «nenaza» o «maricón»- son habituales»
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etiquetas: homofobia , deporte