El alcalde Paul Pisasale resumía así el sábado la historia que ha conmovido a Ipswich, una localidad al oeste de Brisbane, en el Estado de Queensland (Australia): la de un quinceañero autista llamado Michael Boggan al que se lanzó un explosivo casero que le ha dejado prácticamente sin dedos en ambas manos. La policía del lugar sospecha que la bomba iba dirigida expresamente al chaval, víctima del 'bullying' en su escuela desde hace años según su familia. Y los médicos dicen que poco se puede hacer por el chaval que a partir de ahora tendrá que
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