Antes de la conquista de México, los indígenas tenían un método excepcional para perpetuar su rica herencia y conocimiento: los códices. En estos manuscritos pictóricos inscribían sus historias, sabiduría y cosmogonías. La llegada de españoles en 1519 dió lugar a códices mixtos: no solo mostraban imágenes, sino también anotaciones alfabéticas, en lenguas locales y español. 3 de estos, los Códices de San Andrés Tetepilco, fueron comprados por 9.5 millones de pesos a una familia que los atesoraba por generaciones y fueron presentados por el INAH.
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