Pau, esclavo como casi todos de los grilletes que atenazan a los profesionales NBA, pertenece a la categoría de jugadores que no debería ser tratado así. Pero no por ser español o amigo. Se lo ha ganado. Los Lakers han tenido una manera muy agradable de agradecerle los servicios prestados en estos últimos años: una patada en la entrepierna. Hay un punto sin retorno en lo que sucedió la pasada madrugada. Se acabó el idilio por muy racional que sea Pau. Mantener una relación con alguien que no te quiere es dañino, un engaño...
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