El joven, de origen marroquí, ni comió ni bebió Durante la travesía. Sólo sufría hipotermia, por lo que le suministraron suero caliente y mantas. "Este joven es un claro ejemplo de la resistencia humana. Sus pulsaciones eran de 88 por minuto, como las de una persona que se encuentra andando por la calle. Jamás habíamos atendido un caso así"
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