Estamos en Navidad, mis menguantes amigos de este menguante sitio. Son las cuatro de la mañana y escribo esto mientras me tomo una copa de ron Gumarey, con una etiqueta fiscal de 8 pesetas y un aguilazo franquista con dos cojones y una palo. Una botella de 1973, por más señas.
Estamos en Navidad, mis menguantes noctámbulos, y seguimos pegados a este sitio para darnos hostias, para ponernos a parir, o para echarnos unas risas, y hoy es el día de preguntarnos si es por masoquismo, sodomasoquismo (no hay errata, sino neologismo. Ojo.) o simple aburrimiento crónico de gente que se cree más joven de lo que realmente es.
¿Y sabéis que ocurre? Que hay algo más que eso. Que a fuerza de batirme aquí con gente que me hace mantener este apodo del terreno enemigo, he aprendido que hay una faceta en la que todos, o casi todos, estamos en el mismo bando. Cada foro, cada espacio, tiene algo que une a la gente que lo frecuenta. Es Ley. ¿Por qué aquí iba a ser de otro modo?
Estamos aquí porque el mundo nos importa y nos importan los demás. Estamos aquí porque nos importa que las cosas funcionen bien, y cada cual trata de aportar su visión sobre su entorno porque cada cual, según su sensibilidad, su educación y sus medios, ha reflexionado sobre ello en vez de echárselo a la espalda como un fruto de una mala digestión.
En este sitio se escribe más o menos correctamente, se flagela al que escribe mierdas y se piensa de modo activo y consciente. Cada cual lo que se le pone en el trijuelo, pero se piensa. Y se piensa globalmente: para todos.
Nos gusta hablar de cambio climático, de Linux y de grafeno porque nos gusta mirar más allá de nuestras narices. Aquí, en Menéame, es de los pocos sitios donde se puede encontrar a un tío con metástasis hablando de cómo será el mundo dentro de 200 años. Porque a ese tío le preocupa algo más que sí mismo. Porque , hay que joderse, estamos en un lugar de verdaderos humanistas, disfrazados de chusma peluda, seguramente porque el meñique estirado nos da grima estética.
Y ese es nuestro valor: nos acaloramos, porque no somos indiferentes.Nos insultamos porque no nos es indiferente el mundo. Nos enfrentamos unos a otros porque somos gente de fe, gente que cree en sus ideas o en sus conceptos. Nos volvemos extremistas a fuerza de pensar y a fuerza de padecer por un entorno que nos hace daño. Cada cual tiene su uñero y su callo, pero no somos insensibles. No nos da igual nuestro prójimo. No nos da igual nuestra tierra, sea esta cual sea, ni nos da igual nuestro país, sea cual sea el concepto que tengamos de país. Estamos aquí porque no nos conformamos con pintarnos de verde y hacer la fotosíntesis como una gramínea cualquiera.
¿Que me he puesto tierno? Ya... Pues el que tenga huevos, que venga aquí a colgar el último cotilleo de un Salvame, y a ver qué hostias se lleva... De los rojos, de los fachas, de las feminazis, de los animalistas, de los ateos, de los separaristas... De Jesucristo mismo. El que crea en la frivolidad , que haga la prueba... Y que se prepare.
¡Felices Fiestas!
¡Un abrazo a todos!