"Ayer se disputó un intenso partido en el WiZink Center entre el Movistar y el Herbalife en la segunda jornada de la Liga Endesa". Así empezaba el resumen radiofónico de un partido de baloncesto de la Liga ACB entre el Estudiantes y el Gran Canaria, celebrado en el Palacio de los Deportes de Madrid.
Desconozco qué beneficio obtienen los locutores y periodistas deportivos de todo este juego artificioso de patrocinios en el deporte. ¿Los expulsan si no nombran las marcas? ¿les rebajan el sueldo? ¿les meten el miedo de despedirlos porque las compañías patrocinadoras amenazan con no renovar contratos de publicidad con los medios si éstos no mencionan su nombre en los patrocinios?
El otro día me entraba urticaria el escuchar una y otra vez el partido en el "Reale Arena" (Anotea, de la Real Sociedad) mientras daban los resultados de la Liga Smartbank. Hablamos mucho de la falta de imparcialidad de la prensa común por los contratos con sus prestamistas y anunciantes, pero lo relacionado con la prensa deportiva es esperpéntico. Ya de por sí, en el deporte, parece que todo está a la venta, pero el periodismo especializado le baila el agua a la situación sin ningún tipo de pudor.
Como no le encuentro ningún tipo de solución, salvo hacer oídos sordos y continuar refiriéndose a los nombres propios deportivos con su nombre tradicional, se me ha ocurrido que tal forma de informar sobre la actualidad deportiva podría exportarse a la actualidad en general. Por ejemplo:
"El ejecutivo de Díaz Ayuso-Banco Popular da luz verde a la ampliación de la Ferrovial Avenida de Circunvalación para el acceso al centro de negocios ACS, según ha podido saber El País-Banco Santander".
Que oye, podría ser un lío de leer, pero al menos quedarían muchas cosas claras para el que aún no las sepa.