La revista Condé Nast Traveler mandó a Moscú a tres de sus reporteros, uno provisto de un iPhone, otro de un BlackBerry Bold y el tercero de una guía tradicional. Su misión era realizar diversas tareas propias de un turista: buscar un hotel alternativo al no cumplirse la reserva de plaza, buscar un restaurante asequible para cenar, visitar las cámaras acorazadas del Kremlin, buscar una farmacia y comprar aspirinas en mitad de la noche...
|
etiquetas: baja tecnología , viajes , guía