Cuando tenía 15 años, Alejandro Rivero inventó una jeringuilla que evita pinchazos involuntarios. Fue finalista en el premio Galicia Innovación. Al año siguiente, con 16, ganó ese certamen gracias a un sistema electrónico que permite a los conductores sordos darse cuenta de que les están pitando y saber de dónde viene el bocinazo. Ahora, Alejandro Rivero de Aguilar Pensado (Santiago, 1990) tiene 18 años recién cumplidos y es el estudiante gallego con la nota más alta en bachillerato. Entra en Medicina y quiere estudiar Microbiología
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