Según su declaración, a la que ha tenido acceso la SER, en torno a la una de la tarde del 20 de agosto recibió una llamada de su superior diciéndole que tenía que hacerse cargo de la avería de un avión que había regresado de la pista de despegue. En ese momento subió a la cabina y el comandante Antonio de Luna le dijo que la resistencia de la calefacción de la sonda de temperatura exterior funcionaba en tierra cuando sólo lo debía hacer en vuelo. En ese momento este mecánico y otros dos compañeros comprobaron la veracidad de la avería.
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