El gigante de comida rápida McDonald’s anunció con orgullo en diciembre que ofrecería un servicio Wi-Fi en la mayor parte de sus 158 restaurantes de Nueva Zelanda, lo que convertía a los de las hamburguesas en el mayor proveedor de internet gratuito de aquel país. Pero menos de un mes después de la puesta en marca del WI-FI lo que verdaderamente ha generado es una publicidad negativa, con airadas quejas de los miembros de la comunidad gay y de numerosos medios por bloquer el acceso a varios sitios dirigidos a esa comunidad.
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