La vida le cambió de un día para otro. Empezó a sentir ansiedad y estrés, le faltaba la respiración y no podía conciliar el sueño. Cuando notó que su vida se le escapaba de las manos, se presentó en el despacho de Fundación Humanae que dirige la doctora Rafaela Santos, mano derecha durante más de veinte años del psiquiatra Enrique Rojas Montes. “Mi mayor desgracia fue heredar la empresa de mi padre”, confesó el paciente.
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