Los Pinkerton disparaban primero y preguntaban después y eran virtuosos en el manejo de la estaca y el calcetín lleno de perdigones, de la manopla de acero y del tiro en la rótula, y de las partidas jugadas con tres o cuatro barajas. Generalmente marcadas. Cuando Hammett fue detective conoció a una caterva de matones, chulos y revientahuelgas que le enseñaron a dormir con el traje puesto, a sacarse tragos de gorra y a ponerse importantes con las chicas del farol. También le enseñaron lo fácil que era...
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