No era sólo un balón de fútbol, era además una bomba. Los niños jugaban en casa, en la localidad de Lugman Banda (distrito paquistaní de Dir), cuando de repente el artefacto asesino, que recogieron inocentemente de la calle cuando volvían del colegio, estalló acabando con la vida de 12 niños y dejando malheridos a otros tres. En una segunda acción el método empleado por los talibanes fue una granada de mano lanzada al coche donde viajaba un matrimonio con sus ocho hijos.
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