Bernabé Sáez tenía 10 años en 1936 cuando los falangistas mataron a su padre y a dos de sus hermanos en menos de un mes. La misma edad con la que vio a su madre sin pelo, con la cabeza rapada, después de haberle gritado al falangista que la llevaba a rastras al Ayuntamiento con sus cuatro hijos: “¡Asesino!. ¡Mátanos aquí a todos y ya no quedará nadie!
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