Suena extraña la frase, pero es exactamente así: hacen masajes a gente que vive en la calle, emplean esencias, perfumes, aplican terapias naturales… Raro, ¿no? Por norma general asociamos idealmente estas técnicas a una cierta sofisticación personal. Sobre todo la inmensa legión de estresados que, día sí y día no, se dopa hoy con aspirinas, mañana con parecetamol y al siguiente con ibuprofeno, para pasar los dolores de la espalda que, a menudo, lo son también del alma.
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