Los militares de la RAF tenían muchos problemas pero el principal es que el número de pilotos era muy escaso y perdían muchos no solo por las balas alemanas sino también por los ambientes hostiles en los que se movían si eran derribados. Los tripulantes, tenían que volar en una fina carcasa de aluminio, sin presurizar, a una altura superior al Everest y sufrían un frío terrible y una grave falta de oxígeno. En el vuelo a gran altitud, la hipoxia se desarrolla gradualmente, los pilotos sentían que se les iba la cabeza, fatiga...
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