No tuvieron elección. Nadie les preguntó si querían ser actrices. Tampoco hubiese servido de mucho. Apenas habían aprendido a gatear cuando su madre, Jarnette, les llevó al casting que cambiaría sus vidas. Solo tenían nueve meses y ni siquiera habían empezado a hablar cuando consiguieron el papel de la adorable Michelle Tanner en la serie de televisión Padres forzosos.
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