A diferencia de la campaña de la Renta –en la que la Iglesia se gastó 2,7 millones de euros- ahora no ha habido necesidad de contratar publicidad en prensa, radio, televisión o Internet: todos se han hecho eco de la imagen del niño junto al lince. La campaña no ha superado los 250.000 euros, de los que la mitad han sido aportadas por las diócesis, y el 50% restante, por la Conferencia Episcopal, quien ha negado que los fondos provengan del IRPF.
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