Pensé que lo lograría, que traspasaría triunfalmente la meta que tanto le habría gustado coronar, pero me equivoqué en forma rotunda. Me refiero, obviamente, a Marcial Maciel Degollado, el siempre evocado fundador de los Legionarios de Cristo. Dicho sacerdote, conocido debido a su predilección sexual por los seminaristas, sonaba como un firme candidato a ser canonizado. Ahora todo se arruinó. El festín de beatería hipócrita se derrumbó como un castillo de naipes en medio de un huracán.
|
etiquetas: religión , iglesia católica