Manolo, que es lector viejo de esta página, envió una carta a un periódico, opinando sobre el status de ciertos funcionarios públicos. Pulsó Manolo el botón de "enviar" en su ordenata y se recostó en la silla, satisfecho por haber planteado un poco de sentido común e higiene cívica. El infeliz. Me brearon, cuenta. Me abrasaron vivo. Estaban ahí, acechando. Saltaron directos a mi yugular. Cuatrocientas y pico respuestas de Internet en veinticuatro horas: envidioso, malaje, te voy a rayar el coche, has ofendido a todos los funcionarios de España.
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