Decir que los inversores en Bolsa se mueven como una manada no es descubrir el Mediterráneo. Sin embargo, en la práctica, se suele olvidar este componente gregario. Los comportamientos de la manada suelen tener algún motivo último (buscar agua, huir de los depredadores), pero los miembros de la manada no tienen por qué saberlo. Por esta razón a una manada le cuesta cambiar de dirección como a un transatlántico y, en ocasiones, su movimiento se debe a una inercia aparentemente irracional.
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