Las bofetadas que reciben las víctimas de la violencia de género no llegan sólo de manos de su maltratador. Éste es el caso de una joven pontevedresa de tan sólo 26 años, con un hijo de tres. Tuvo que sufrir varias palizas y una violación para tomar la difícil decisión de denunciar al padre de su pequeño, Iván García Ferrón. Tres años después, los padres de su agresor (actualmente en el centro penitenciario de A Lama) pretenden la custodia de su nieto.
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