En la última campaña de la Dirección General de Tráfico el padre (el hombre) es el único culpable de que su hijo esté hospitalizado por no llevar atado al niño y sufre, además, la mirada recriminatoria de la madre de la criatura. Un ejemplo de sexismo y discriminación sobre el que nadie se ha pronunciado públicamente en contra y que a muchos padres que conducen y tienen hijos (dos cosas bastante habituales) les resulta indignante.
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