Japón cuenta sus muertos, trata de frenar una catástrofe nuclear y convive con barcos y aviones aparcados en medio de las ciudades. Y mientras, los analistas tratan de descifrar las consecuencias sobre una economía que trataba de salir de la crisis. Recortes del 0,29% del PIB y pérdida del 10% de la capacidad manufacturera son las primeras impresiones de unos analistas que, en cambio, descartan una crisis fiscal.
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