Se llaman a sí mismos, “personas sinceras”. Pero en el fondo, como diría el filósofo de la noche Pocholo, son “insinceras”. No se trata de que mientan, sino que su verdad es tan innecesaria como subjetiva. Lo notamos especialmente quienes vivimos con la maleta a cuestas. Pondré un ejemplo. Este año, en Aste Nagusia. Se acerca una persona que hace años que no veía, ni falta que hace, y me suelta como si descubriera América: "¡Qué de canas tienes y a ver si tomas más el sol, que pareces un enfermo!". Y tú le miras y te dan ganas de decir que ....
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