Hace un par de años, Malawi vivía uno de los peores momentos de su historia tras una desastrosa cosecha que en 2005, lo puso al borde de la hambruna y de requerir ayuda alimentaria de emergencia. Este año, un país que extendía su brazo para pedir una ración, está alimentando a sus vecinos países; vende más toneladas de maíz al programa alimentario mundial que algún otro país africano, y exporta cientos de toneladas a Zimbawe. ¿El secreto? los fertilizantes. El gobierno subsidia los fertilizantes pese a las recomendaciones negativas del BM.
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