Las Torres de Martiricos iban a acabar para siempre con las vistas del río Guadalmedina y los Montes de Málaga aguas abajo, por culpa de un errado emplazamiento y una todavía más errada decisión de aumentar la edificabilidad en el sitio equivocado. Esta debería ser la principal vara de medir de toda planificación urbanística en España. Por encima del dinero y los puestos de trabajo que deparen: ¿Está mejor Málaga con las Torres de Martiricos ‘ahí’ o peor que antes?
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