Que tengamos que alegrarnos de la victoria en Polonia de un aristócrata liberal de derechas, sin carisma ni más programa que la adoración del capitalismo, muestra hasta qué punto las alternativas de izquierda están hundidas en la Europa del Este.El candidato que prometía proteger las riquezas del país de la codicia de los grandes inversores extranjeros, y defender las conquistas sociales de trabajadores frente al chantaje de los mercados financieros que exigen cercenar el gasto público, era un retrógrado ultracatólico, xenófobo y homófobo.
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