Tras 2 años quejándose de dolores en el pecho sin que el servicio médico de Victorio Luzuriaga (actual Fagor Ederlan) le previniera, Ángel Robles Maldonado se encuentra postrado en su casa con un cáncer terminal derivado del amianto. Explicó, a través de su mujer, porque sólo le queda un «hilo de voz», que ha trabajado 45 años y «esperaba vivir con la prejubilación, pero no ha sido posible. Es injusto». Estuvo hasta la semana pasada en el Hospital Gipuzkoa en una especie de «corredor de la muerte», sabe que le quedan apenas días, quizás horas
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