(C&P) La luz de estas bombillas (más intensa que la que emiten las lámparas de hilo convencionales) podría desencadenar migrañas y eccemas en personas con la piel fotosensible. Quién iba a sospechar hasta hace una semana -cuando el propio Ministerio de Medio Ambiente de Reino Unido lanzaba la alarma a través de un polémico informe, tras un año promoviendo el uso generalizado de las CFL- que no serían tan sanas para la gente como en realidad lo son para el ecosistema.
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