Caricias, susurros, miradas, aromas y sabores son los ingredientes para disfrutar al máximo de las relaciones íntimas. El olfato y el tacto ganan la partida. Los sentidos «se abren» no sólo como goce y disfrute de la pareja, sino también como terapia cuando se carece de alguno de ellos. Es el caso de las personas con discapacidad visual o de aquellas cuyo sistema nervioso se ha visto afectado en alguna de las extremidades. Porque cuando falta una de las capacidades, el resto se activan aún más.
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