A veces pienso que internet ha empeorado las cosas. Antes la gente se quejaba del mundo en pequeños grupos. Se quejaba con el portero, en el bar, en la cola de la pescadería, en la peluquería. Quejas en pequeños círculos, que servían para desahogarse con la tranquilidad de que no iban a llegar a ninguna parte. Ahora, con las redes sociales, nos seguimos quejando. Cualquier soplapollez que hagan, digan o parezcan los políticos alcanza una repercusión enorme. Todo el mundo opina, protesta y arma mucho escándalo... y seguimos sin hacer nada.
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